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LA NOVELA DE LOS PRIMEROS AÑOS DE LA POSGUERRA

En 1939 el panorama cultural es desolador; muchos autores se han exiliado y la literatura se encuentra determinada por la presión de la censura, que impide que se pueda expresar una denuncia explícita.

En la década de 1940 sólo hay casos excepcionales y aislados, como Torrente Ballester, Camilo. José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes. Estos autores encarnan dos tendencias narrativas: LA NOVELA EXISTENCIAL y EL TREMENDISMO

Carmen Laforet

Nació en Barcelona el 6 de septiembre de 1921, hija primogénita de un arquitecto barcelonés y una profesora toledana. Cuando tenía dos años de edad, su familia se trasladó a vivir a la isla de Gran Canaria, en las Canarias, por motivos laborales por parte del padre, que trabajaba como profesor de la escuela de Peritaje Industrial. Allí transcurrieron su infancia y su adolescencia. Después nacieron sus hermanos Eduardo y Juan, con los que según la autora siempre se llevó bien.

Al fallecer su madre, su padre se volvió a casar y Carmen nunca llegó a tener buena relación con su madrastra. La autora regresó a la península en 1939 para estudiar Filosofía en Barcelona, y allí vivió tres años. Luego se trasladó a estudiar Derecho en la Universiada Central de Madrid, pero nunca terminó las carreras comenzadas.

En 1945 publicó Nada, una novela con la que ganó la primera convocatoria en 1944 del Premio Nada de la editorial Destino; fue un aldabonazo para la Primera generación de la posguerra, un éxito de crítica y de público que catapultó a Laforet muy joven a la fama literaria. Un año después Carmen Laforet se casó en 1946 con el periodista y crítico literario Manuel Cerezales, con el que tuvo cinco hijos, entre ellos los también escritores Agustin Cerezales Laforet y Silvia Cerezalez Laforet. El matrimonio se separó en 1970.

Poco a poco la autora fue distanciándose de la vida pública debido a una enfermedad degenerativa que afectaba a la memoria (Alzheimer) que la dejó sin habla en los últimos años de su vida. Falleció en Madrid el 28 de febrero de 2004.

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Nada (novela existencial)

La protagonista de la novela es una joven, llamada Andrea, que recién terminada la Guerra Civil Española se traslada a la ciudad de Barcelona para estudiar y empezar una nueva vida. Cuando Andrea llega a casa de su abuela, de donde sólo tiene recuerdos de su infancia, sus ilusiones se ven rotas. En este piso de la calle de Aribau, donde aparte de su abuela viven su tía Angustias, su tío Román, su tío Juan, la mujer de este último, Gloria, y Antonia, la criada, la tensión se continúa en un ambiente caracterizado por el hambre, la suciedad, la violencia y el odio. Andrea, que vive oprimida por su tía Angustias, siente que su vida va a cambiar cuando su tía se marcha, pero las cosas no acaban de ir como a ella le gustaría. Sin embargo, en la Universidad conoce a Ena, una chica de la que se hará íntima amiga y que desempeñará un papel importante en su vida, pues junto a ella aprenderá lo que el mundo exterior puede ofrecer.

 

La novela llega a crear una atmósfera tan asfixiante que consigue traspasar el papel y llegar al lector.

Carmen Laforet se adelanta a su tiempo con una prosa intimista y fotográfica, en la que se describe perfectamente la 

Barcelona de la época. La autora utiliza para ello recursos propios del impresionismo. Como muestra de estos recursos impresionistas, en Nada predomina la descripción. La protagonista se fija en todo aquello que le rodea a su llegada a Barcelona; transmite una visión totalmente subjetiva, ya que no describe los objetos tal y como son, sino que lo hace como ella los percibe, aportándonos sus sensaciones y emociones. Afirma Rosa Navarro, catedrática de literatura, que es representativo el gran número de veces que la autora utiliza el verbo "parecer". También, sintagmas como "tener la impresión", "tener la sensación" o similares aparecen abundantemente en la novela. Además, una de las formas retóricas más repetidas en la obra es la comparación.

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DÉCADA DE LOS 50. EL REALISMO SOCIAL

​Con la Guerra Fría, en los años 50, España empieza a salir del aislamiento y se incorpora a algunos organismos internacionales, en la órbita de EEUU. El incipiente desarrollo del turismo y la industria trae cierta recuperación económica y cambios en los estilos de vida, como las migraciones de los campesinos hacia las ciudades, la difícil inserción de estas personas en los suburbios urbanos, .Al mismo tiempo, los jóvenes que han vivido la guerra como niños o adolescentes empiezan a manifestar actitudes críticas respecto al poder y a la división social entre vencedores y vencidos. Para muchos, "La colmena" de Cela, publicada en 1951, es un precedente de la novela social. En ella con más o menos realismo aparece reflejada la sociedad del momento (la de la inmediata posguerra).

 Ana María Matute

Nació el 26 de julio de 1925 en Barcelona fue la segunda de los cinco hijos de una familia conservadora, religiosa y acomodada. Hija de madre castellana y de padre catalán dueño de una fábrica de paraguas.
 

Padeció muchas enfermedades durante su niñez y se crió durante la Guerra Civil. Una infección de riñón estuvo a punto de costarle la vida y a los ocho años fue enviada a vivir a Mansilla de la Sierra (Logroño), con sus abuelos.

Matute escribió su primera novela en el verano de 1936, en Barcelona, y la tituló "Juanito". A los diecisiete años fue autora de "Pequeño teatro", que se publicaría once años después y con la que obtuvo el Premio Planeta en 1954, aunque antes editó "Los Abel", finalista del Nadal en 1947. En 1952 ganó el Premio Café Gijón por "Fiesta al noroeste". Escribió en una manera muy sencilla y clara, con muchos detalles y un ritmo casi poético. Considerada como una de las más grandes figuras de la literatura española de postguerra, su estilo narrativo es delicado, poderoso, y muy franco. Dotada de un gran poder de fabulación, Autora de libros como "Primera Memoria" (Premio Nadal, 1959), "Los soldados lloran de noche", "El tiempo", "La trampa" y "Rey Gudú", un cuento de hadas que, según dice, refleja la vida misma.

En 17 de noviembre de 1952, contrajo matrimonio con el escritor Ramón Eugenio de Goicoechea, y en 1954 nació su hijo Juan Pablo, al que dedicó gran parte de sus obras infantiles. Se separa de su esposo en el año 1963. Durante dos años, la escritora solo pudo ver a su hijo los sábados y consiguió recuperar la custodia cuando el niño tenía 10 años. Años después se relacionó con el empresario francés Julio Brocard, que murió en 1990.

Durante el curso 1965-1966 fue lectora en la Universidad de Indiana, labor que también desempeñó en Oklahoma y Virginia. En la Universidad de Boston instituyó la Colección Ana María Matute, a la que cedió sus manuscritos y otros documentos. En 1965 recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil Lazarillo por "El polizón de Ulises" y, en 1969, el Fastenrath de la Academia de la Lengua con "Los soldados lloran de noche". En 1984 fue galardonada nuevamente con el Premio Nacional de Literatura Infantil por "Sólo un pie descalzo. También ganó en 1996 el Premio de RNE Ojo Crítico Especial por la novela "Olvidado Rey Gudú" que, junto a "La torre vigía" (1971) y "Aranmanoth" (2000) componen su trilogía medieval.

Miembro desde 1996 de la Real Academia de la Lengua (le correspondió el sillón de la letra k), siendo la tercera mujer en los tres siglos de vida de la institución. Ingresó en esa institución con el discurso "En el bosque". En 2007 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas al conjunto de su labor literaria. En noviembre de 2010 le es concedido el Premio Cervantes, el más prestigioso de la lengua castellana, y se le entrega en Alcalá de Henares el 27 de abril de 2011.

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Los Abel (novela realista)

En un pueblo minero de la España profunda, llega una persona buscando saber algo de unos parientes lejanos. Estos parientes son los miembros de la familia Abel, de los cuales, los lugareños no guardan buenos recuerdos. 

Casualmente, en un cajón de una habitación, aparecen unas hojas manuscritas que parecen ser un diario personal de una de las hijas de la familia, Valba Abel. Ella narra su regreso a la casa justo después de la muerte de su madre y de su estancia en un internado. Tiene ansias de conocer profundamente a sus hermanos. Sin embargo se encuentra un ambiente familiar roto, sin apenas cariño donde todos miran por ellos mismos y buscan a toda costa alejarse de la casa familiar. 

Aldo, el mayor, es quien asume la responsabilidad de cuidar las tierras. Gus es un pintor mediocre, preocupado en sus ideas de creación aunque en realidad no sabe qué hacer con su vida. Tito es un buscavidas optimista con gran carisma, don de gentes y alegre. Juan también intenta abrirse paso y busca algún modelo familiar en el que reflejarse. Valba busca algún atisbo de esperanza para querer a su familia y mantenerla unida, mientras intenta encontrar su propio sitio en la vida. Y la pequeña Tavi que solo busca atención y cariño. El padre, Víctor Abel, es viudo recientemente e intenta mantener a la familia unida poniendo como excusa la casa y las tierras.

Valba nos habla en primera persona de los acontecimientos familiares. Nos describe a sus hermanos a la vez que nos va mostrando su carácter y la situación penosa y triste que les ha tocado vivir.

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Carmen  Martin Gaita


 

Carmen era la segunda hija del matrimonio formado por José Martín López (Valladolid, 1885) y María Gaite Veloso (Orense, 1894), que habían contraído matrimonio en 1923. Sus padres se habían conocido en Salamanca, en la que su padre ejercía como notario. Sus abuelos maternos eran de Orense y su madre también nació en esta provincia. Su abuelo había sido catedrático de Geografía y su tío abuelo fue fundador del Ateneo de Orense, director y editor del periódico El Orensano. La familia solía pasar todos los veranos en una finca que tenían sus abuelos maternos en San Lorenzo de Piñor (Barbadás), a cinco kilómetros de Orense.Estos viajes fueron la base de su vinculación con Galicia y su interés por la cultura de la tierra, que sirve de escenario a alguna de sus obras como Las ataduras y Retahílas.

 

Carmen nació y creció en la ciudad de Salamanca. En su infancia no acudió a ningún colegio ya que su padre, de ideas liberales, no deseaba que fuera educada en una institución religiosa, por lo que recibió clases de profesores particulares y de su padre, gran aficionado a la historia y la literatura, que ejerció como iniciador de Carmen y su hermana Ana en estas disciplinas.

El comienzo de la Guerra Civil Española impidió a Carmen cursar el bachillerato en el Instituto Escuela de Madrid, como ya había hecho su hermana Ana, por lo que tuvo que realizar sus estudios de segunda enseñanza en el Instituto Femenino de Salamanca, cuyo ambiente se refleja en su novela, Entre visillos. Allí tuvo como profesores a Rafael Lapesa y Salvador Fernández Ramírez, dos futuros miembros de la Real Academia Española y que marcaron su vocación literaria.

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Entre Visillos 

La novela Entre visillos de Carmen Martín, nos habla de la historia de la vida de las mujeres en España, lo que la autora nos quiere mostrar es los estereotipos que  existían en la época de los cincuenta.

Entre visillos se trata de un libro de la escritora Carmen Martín, que narra la historia de las mujeres en Salamanca, la protagonista llamada Natalia, se trata de una adolescente que se encuentra muy agobiada tras la sociedad en la que se encuentra, que las mujeres se ven muy agobiadas por todas las normas sociales de la época.

En la novela también nos incluye llamado Pablo Klein, que se une a la historia, este personaje de Alemania, que llega al instituto donde asiste Natalia, en el tiempo que estuvo allí, hizo amistad con Rosa una compañera de la pensión, con la hija del director del instituto, llamada Elvira y con Natalia.

Natalia es perteneciente a una familia con dinero y solo por esa razón puede estudiar, tiene dos hermanas Julia y Mercedez, su hermana Julia sufre porque tiene un novio en Madrid y ambos les cuesta reunirse, por el contrario Natalia no tiene ningún interés en novio, sino en sus estudios.l

lvira y Natalia aunque son muy jóvenes, ellas salen de el patrón general de las mujeres en esa época, ya que la mayoría estaban en un ambiente sumiso ante la figura masculina, pero estas no pensaban en conseguir novio, ni en casarse sino en instruirse, querían dedicar su vida al estudio y ser independientes. Por esta razón ambos se hacen muy amigas del profesor Alemán Pablo Klein.

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